10 nov 2010
El frio me carcome las entrañas mientras la soledad me rasca la espalda esta noche, una noche como cualquier otra. Miro por la ventana y el silencio de la madrugada conmueve mi escencia, que vuela por entre mis pies y me lleva lentamente entre mis sábanas a consumar el sueño eterno y derretir mi realidad por entre ilusiones falsas. Dentro de mi mente yacen los pensamientos encerrados como una caja, recuerdos ilusos que se deforman para formar mis sueños y pesadillas. Necesito el abrazo cálido del oso panda esta noche, en la que ya mi cuerpo espera su lecho de muerte entre la tos infernal, primaveral. ¿Dónde estás oso panda? Si te caíste de mi cama otra vez, ¿por qué ahora no puedo levantarte? Estás pegado ahí, o ya mis brazos perdieron la fuerza que habian descubierto. Me voy a quedar abandonada acá ahora, esperando la resurrección de mi alma al fin del cuatrimestre...
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