Iba feliz rodando por la ciudad, sin percatarse de lo que lo esperaba. La ciudad es un lugar engañoso, el aire no es puro y las miradas te ojean, se siente el peso de los empujones en la ciudad, de los gritos y los humos saliendo de los cerebros de la gente. Lo vi desvanecerse, dejar de rodar. Ahora llora mientras que es arrastrado por las calles de la ciudad, su llanto retumba por las calles, es acallado por manos conocidas a lo lejos, apretando un botón... dobla la esquina y lo veo alejarse, quién sabe qué será de él. Se fue contra su voluntad, triste por no haber podido cumplir con su cometido, rodar, rodar, rodar.
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