Avergonzada cierro mis ojos y camino descalza dando la espalda, tropiezo contra mi almohada y me rompo la cabeza contra la pared, la pared absorbe mis pensamientos y todo lo que queda de mi consciente de lo que pasa, las manos ahogando mi garganta, mi bolcito robado usurpado, el odio, la incomodidad, la que se siente culpable de nada y no saluda; el gremio ha hablado, me hecharon y no hay vuelta atras. Estoy afuera.
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