15 jun 2012


No más fortaleza,
sólo escudos rotos,
armaduras derretidas,
ideas entrecruzadas,
incomprensibles.
Irresistible tentación a la caída
pesadez en los ojos
que jamás denuevo se abran, pienso
y corro
en el asiento.
Adentro mío
explotan mis visiones congestionadas
por un ámbito dañado eternamente
corrupción mental y física de los cuerpos
que parecen muertos vivos.
No más armaduras para mí,
me atraviesan sus brazos,
me estrujan las entrañas.
Dolor y sangre.
Caídas suicidas.
Ojos pesados, no despiertan más
de tan abiertos que están me quedé ciega.

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