20 dic 2010

dualidades

Existen dos mundos que van por la misma senda: uno es el de adentro y el otro es el de afuera. Afuera: olores, ruidos, gente. Adentro: perfumes, sonidos, conocidos y familia. Los colores opacados por las luces de la ciudad en donde sólo los postes de luz son color verde agua, quién sabe por qué (y quizás, sólo por mera casualidad eligieron un color distinto para que la gente no se los chocara en la cara -y se los chocan igual-), y el resto es gris: edificios grises, calles grises, olores grises, personas grises. Me gustaría poder salir a la calle y hablar con todas las personas algo interesante, pero la única realidad es que la gente en la calle es una, en la casa es otra, y en su mente es otra persona que posiblemente jamás lleguemos a conocer. Tanta gente en el mundo y tantos pensamientos supérfluos, inútiles para la mente de todos. Es el mal colectivo que coacciona contra nuestras mentes.

1 comentario:

Alunizaje dijo...

Se puede vivir sin nunca caer en la cuenta de que sólo los postes de luz son verde agua. Son esos detalles cotidianos que pasamos por alto, pero al tornarse visibles modifican lo que nos rodea. Gracias por rediseñar mi ciudad, por abrir la puerta a otro lugar, quizás más bello, al menos por unos días.