24 dic 2010

Los parpadeos anuncian la llegada de la hora esperada del día de hoy, motivo de fiesta y contemplación de todos. Dia a dia a gritos callados en la lujuria de la fiesta, como el silencio estremecido entre los brazos del ciego adornan las paredes de la habitación en la que estoy. Como de mis pies las uñas encarnadas por el largo camino hacia el fin del día, entre hilos color hueso y los ojos rojos de tanto enhebrar la aguja.
Si al menos tuviera tu carne para undir mi cara en tus labios, pero estás lejos y no vas a venir. Ojalá decidieras haber venido y no dejarme aca entre una alegría estrepitosa que todos toman de espanto y a vos te encantaría.
Me siento estúpida escribiendome a mi misma bajo el silencio estremecido entre mis brazos, que adornan el monitor en este momento mientras me duelen los dientes de golpearlos. Quiero sonreir, pero a la gente no le gusta mi sonrisa.

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