23 mar 2012

Que rica es la comida hecha en casa, hecha con amor, aunque sea amor propio. Es un tanto más dulce que esa comida que te preparan otros lugares, otros hogares, por ahí uno no comprende el amor que ellos le ponen, no es de su gusto, no estamos acostumbrados a recibir todo tipo de amor. Pero los cocineros de restaurantes, mmmh, ellos sí que saben ponerle amor a la comida, es casi como en casa... pero claro, ellos tienen amor por la comida, no por nosotros, aunque buscan que nos guste, eso los debe hacer al menos ¿un poco felices?, pero nunca como en casa, nonono, nunca como las manos de uno enchastradas de puré de batatas recién herviditas con la cantidad de sal justa, con la manteca y la leche en cantidades ideales, claro, a gusto personal. Amor propio, gran amor, hay que saber tenerlo, hay que saber cuidarlo. El amor de tu vida.

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