25 oct 2010

La nada tiene gusto a sangre desde que no estás. Te dí todo, te lo llevaste y me dejaste con la nada. La nada tiene gusto a sangre. Ahora que te fuiste puedo sentir la hiperventilación en el estómago, el insomnio en las tardes, la nada acechando mi cama. Los sueños son pesadillas mediocres, sueños sin caras y con reptiles en los zapatos, caminar no puedo dentro de esta pesadilla que es la realidad, una tortura es tenerte lejos y sentirte acá. Mañana voy a ver si puedo llorarte una vez más, te saco de mi, te dejo allá, y camino hacia el perfume de los arboles florecidos de la primavera.

1 comentario:

mi otro yo dijo...

Por lo menos tu, esa, nada sabe a algo.