3 nov 2010

A veces uno siente algo tan básico, a veces es sólo la simple necesidad de decir: a nadie le importa. Y es que es así, uno se mira al espejo y le encuentra importancia hasta el más mínimo detalle de su rostro, y a nadie le importa. Y uno se escucha cuando habla para que las palabras salgan perfectas, y a nadie le importa, solo a uno mismo. A uno mismo: obsesionado por una perfección que sabe que no tiene (y nunca va a tenerla). Y uno se pregunta que espera del otro, te das cuenta que esperás nada, o más bien todo, y ese todo es algo que el otro no te va a dar, o sea que esperás nada... y a la vez esperamos tanto. ¿Por qué esperar? A nadie le importa, hay que actuar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

si, el tema es que si pensas mucho no actuas.