28 nov 2013

Es probablemente el amanecer más triste, con luz en la ventana, pájaros cantando en una rama en frente. Un baile desvanecido en mis recuerdos, sonrisas que se van apagando a medida que pasan los días, veo como la gente se abraza más con la monotonía y mojo un pañuelo. Beso la planta marchita en búsqueda de su avivamiento, pero es tarde, está muerta y le da pereza volver a nacer. Mil labios recorren mis caderas y se dejan caer, no me interesa sostenerlos, ellos besan mis pies eternamente mientras yo pienso en las nubes y en el viento y grito de vacío placer.

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