13 ago 2013

- Tenés las ojeras más grandes que nunca, che. - Me dice mientras le acariciaba el pelo en la cama. Yo no le cuento mis pesadillas, serían muy duras para él, una realidad que probablemente no querría conocer de mí, hay cosas que la gente simplemente elige ignorar y hay que respetar esa decisión si no querés hacerles daño.
- Es el insomnio. - De mi boca salía un olor a vino imposiblemente ácido, me levanté y me cepillé los dientes.
Es sábado, son las 3 de la tarde pero es como si fuera la mañana, voy a evadir absolutamente todas mis responsabilidades y comprar algo para comer, por ahí caminar por la calle y tomar algo de aire me haga bien. Agarré mis cosas en silencio y salí, sé que no le importa si vuelvo o no, yo quiero estar sola y el también, ¿entonces por qué nos estamos besando? Somos débiles a la carne, somos unos adultos lujuriosos. A mí solo me interesa una cosa y es pintar, para pintar a veces necesitaba cojer primero, pero la mayoría de las veces simplemente necesito tomarme un vino, pensar un rato, caminar, mirar cosas, a la gente, a las casas, a los arboles, las flores, despues me pintaba estar sola, el silencio, llorar un rato y despues volver a casa a pintar, es toda la descarga enérgica que necesito para poder volver a concentrarme.
Volví con agua, fideos y uno de esos sayecitos de tuco asquerosos porque era mi casa y necesitaba comer, también necesitaba hacer algo para que se fuera de mi casa sin ofenderlo por si en algún momento volvía a necesitar de utilizar su cuerpo para mi estúpida sed. Me estaba esperando sentado en la cama, se había vestido, no tenía la contraseña de mi computadora asi que estaba en silencio y un tanto nervioso, sabía lo que se venía.
- Compré fideos y salsa. - Dije, y me fui para la cocina. Escuché atrás mío un par de pasos, el abrir y cerrar la puerta y después el silencio. Prendi mi computadora, puse música, empecé a bailar y cociné los fideos. Estaban re buenos, lástima que no compré una salsa mas copada.

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